El mes pasado Marta mostró en su blog, Scarlata y el Señor Don Gato II, unas tartitas de manzana con una pinta que daba ganas de lamer la pantalla del ordenador, ¡en serio! Resulta que estaba participando en Let’s Cook Together, una iniciativa de What Ina Loves, en la que cada mes se propone un plato que deberemos cocinar y mostrar en nuestros blogs. ¿Lo mejor? Ina sólo dice el nombre del plato y luego cada uno lo cocina siguiendo la receta que quiera y comparte el enlace en el post de Ina. Así cada mes su blog se convierte en un recopilatorio de muchas recetas diferentes para hacer un mismo plato. ¿Mola o no mola? 🙂
Ya se conocen los temas de los próximos meses, aunque no es obligatorio hacerlos todos, así que si os gusta la idea podéis animaros y participar en los meses que más os interesen. El tema de marzo es… ¡hamburguesa!
No sabía qué tipo de hamburguesa iba a cocinar, pero tenía una cosa clara: carne de pollo y pavo. En casa empezamos a hacerlas así hace uno o dos años, por probar, y desde entonces no queremos otra cosa. Mi intención era cocinar una hamburguesa grande, en condiciones, pero con las prisas no encontré el pan adecuado y tuve que cocinar dos pequeñas. Los ingredientes, para una grande o dos pequeñas, son estos:
– 100 g de pechuga de pollo
– 100 g de pechuga de pavo
– ajo, sal y pimienta negra al gusto
– aceite de oliva
– 1 cebolla mediana
– 1 puerro
– 2 cucharadas de azúcar moreno
– 2 lonchas generosas de queso tetilla
– 1 o 2 bollas de pan blanco
Lo primero que hice fue dejar preparadas las hamburguesas. Corté la carne en pedazos y la piqué, junto con el ajo, en la picadora de la batidora. Salpimenté, mezclé bien y di forma.
Corté la cebolla y el puerro. Como mi intención era caramelizarlos, los doré con un poco de aceite y luego añadí azúcar moreno.
Lo que pasa cuando nunca antes en tu vida has hecho nada parecido, y ni siquiera te molestas en buscar vídeos de apoyo en Internet, es esto que veis a continuación: verdura calcinada. Me negué a tirarla, porque estaría tirando también mi dignidad, así que me dije «esto me lo como yo como que me llamo Tania» y eso hice… bueno, lo intenté.
Mientras se iban calcinando las verduras, aproveché para cocinar la carne a la plancha con un poco de aceite y dar también una pasadita al pan.
Para montar las hamburguesas: pan, verduras, carne, queso y pan otra vez
Si no fuese por la verdura, que estaba extremadamente dulce y a la segunda hamburguesa se la tuve que quitar porque me tenía saturada, lo cierto es que el experimento me salió de rechupete. Para acompañar, entre el tomate y la mayonesa, contra todo pronóstico me quedo con la segunda, ¡le va perfecta!
Quiero pensar, por vuestra felicidad, que este queso se puede conseguir en cualquier parte de España y todos sabéis lo que es, pero por si acaso no fuese así os comento que la tetilla es un regalo del cielo que no se lo va a merecer el ser humano ni aunque viva mil millones de años. De verdad de la buena.
¿Cómo os gustan a vosotros las hamburguesas? ¿Sabéis caramelizar verduras? ¿Cómo lo hacéis?