Hace ya bastantes años vi la película basada en este libro del que os quiero hablar hoy, y la verdad es que, sin ser el tipo de película que me va, me gustó bastante. Por eso, cuando este libro cayó en mis manos, no dudé en leerlo.
Es una novela romántica, de ahí que a priori parezca no ser mi tipo, pero también tiene unos toques de realismo mágico que la hacen genial.
La historia está ambientada en el México de principios del siglo XX y su protagonista es Tita, la más joven de las tres hijas de Mamá Elena, una mujer opresora y con un carácter temible que parece querer arruinar la vida de su hija. Y es que Tita, por ser la hermana menor, está condenada a cuidar de su madre hasta el fin de sus días, de modo que tiene prohibido enamorarse y formar una familia. Sin embargo, aparece Pedro y nadie puede evitar que entre Tita y él surja un amor capaz de superar todos los obstáculos.
Una cosa que me encantó de este libro es que, como Tita está muy vinculada a la cocina, cada capítulo se abre con una receta. Este tipo de detalles me mola mucho —ya os lo conté cuando reseñé Cinco cuartos de naranja— y más aún si se trata de recetas mexicanas, porque la gastronomía es una de las cosas que más me llama del país.
Les sugiero ponerse un pequeño trozo de cebolla en la mollera con el fin de evitar el molesto lagrimeo que se produce cuando uno la está cortando. Lo malo de llorar cuando uno pica cebolla no es el simple hecho de llorar, sino que a veces uno empieza, como quien dice, se pica, y ya no puede parar.
Como os digo, recomiendo este libro incluso aunque la novela romántica no sea vuestro tipo, porque la manera en la que está contada la historia es adorable. Además, no tiene muchas páginas y eso lo hace perfecto para devorarlo en un par de ratos.
¿Lo habéis leído? ¿La peli la habéis visto? ¿Conocéis más novelas con toques de realismo mágico que creáis que me pueden gustar?