Os he preguntado por Instagram si queríais que compartiera la receta de mi caldo vegetal y habéis sido unos cuantos los que me habéis contestado que sí, ¡así que aquí la tenéis! Me hace mucha ilusión que os interese, porque no miento si digo que llevaba meses deseando que llegara un mínimo golpe de frío para poder volver a preparar platos como este.
A mí no se me da nada bien cocinar, pero considero que este caldo me sale muy rico. Lo que más me gusta es que no lleva nadita de carne, que personalmente es algo que odio en la mayoría de platos de este estilo. Si ya de por sí son deliciosos, ¿por qué añadir ese regusto chungo que deja la carne?
Los ingredientes son lo más básico del mundo y podéis ir variando las proporciones en función de lo que tengáis en casa, sin que cambie en exceso el sabor. Esta vez he utilizado estas cantidades:
– 3 patatas pequeñas
– 2 zanahorias
– 1 cebolla
– 3 puerros
– 1 bolsa de espinacas (aprox. 300 g) (A menudo uso acelgas en lugar de espinacas)
– 1 bote de alubias blancas (aprox. 500 g)
– aceite de oliva, sal, laurel y una pastilla de caldo de verduras
La preparación también es muy sencilla, porque es de estas recetas que van a ojo. No te va a salir mejor o peor por dejarlo diez minutos más o menos al fuego. En cualquier caso, yo siempre prefiero pasarme, porque me gusta cuando algún pedazo de patata se ablanda tanto que se rompe y engorda un poquito el caldo.
¡Vamos allá!
En una olla echamos unos 3 litros de agua, un chorro de aceite, un poco de sal y una pastilla de caldo de verduras. Ponemos al fuego y esperamos a que hierva.
Mientras tanto, vamos preparando los ingredientes. Por un lado, lavamos y cortamos (en trozos más bien pequeños) la patata, la zanahoria, la cebolla y los puerros. Por otro, aclaramos y escurrimos las alubias.
Cuando el agua empiece a hervir, echamos todos los ingredientes que hemos troceado. Tapamos la olla y dejamos que se cocinen a fuego medio durante unos 20 o 30 minutos (hasta que la zanahoria y la patata empiecen a estar blanditas).
Transcurrido ese tiempo, añadimos las espinacas y dejamos que se ablanden un poco, durante unos 5 minutos.
Agregamos las alubias, dos o tres hojas de laurel y otro poco de sal. Bajamos el fuego al mínimo, tapamos la olla y dejamos que se cocine durante unos 30 minutos.
¡Y ya está!
¿Verdad que no puede ser más fácil? No hay ni un sólo punto complicado en el que la podamos fastidiar.
Por si os lo preguntáis, el laurel no lo retiro en ningún momento, a menos que me toque en el plato cuando me sirvo. De esta manera, sigue dándole sabor al caldo y cada día que pasa en la olla está todavía más sabroso. Porque sí, 3 litros de caldo para mí sola es una burrada, pero también es la excusa perfecta para poder comerlo un día y otro y otro… ¡Y que cada día que pasa esté mejor!
Ahora sólo tengo que aprender a usar alubias que no sean de bote, que todavía no me he atrevido nunca a poner legumbres en remojo. ¿Es muy complicado? ¿Algún consejo?