Ya tenía ganas de venir con otra entrega de esta sección de decoración que comencé hace unos meses: la casa de mis sueños. En noviembre describí la cocina y hoy vamos con el salón.
La primera cosa que tengo clara es que quiero que sea un salón para disfrutar. Cuando era pequeña conocía varias familias que tenían en casa un salón siempre con la puerta cerrada porque no se podía usar. Era el salón de los muebles carísimos, la cristalería fina y la vajilla de la boda. Os juro que me explotaba la cabeza, porque en casa de mis padres, por suerte, se hacía uso de todas las habitaciones sin restricciones.
Aunque suelo preferir los espacios pequeños, el salón me gustaría tirando a grande, para poder recibir gente y que nadie tenga que acabar sentado en el suelo o comiendo en una esquina.
El salón de mis sueños tiene varios sofás, cada uno de su padre y de su madre, pero todos amplios y cómodos. Sobre ellos hay mantas y cojines mullidos, de los que te susurran que te acerques y te eches una siestita, que te la mereces. En cuanto a estilos, me gustan mucho los chéster y los de terciopelo, especialmente si son de colores locos.
Además de la zona de sofás, tiene una gran mesa de comedor, en la que celebrar con mis personas favoritas. Me gustan de madera, alargadas, con un aspecto un poco tosco.
El color de las paredes no lo tengo decidido porque me gustan muchos, desde el clásico blanco hasta los tonos más brillantes del arcoíris. Tampoco sé si las pintaría todas del mismo color o jugaría con los contrastes. Lo que sí tengo claro es que este salón con el que sueño tiene muchísimos cuadros, pósters, fotos, objetos random y puede que incluso algún mural pintado a mano sobre la propia pared.
Los muebles son bajitos y con patas. Me gustan estéticamente y me parece muy cómodo que todo esté a mano. No necesito mucho espacio de almacenaje porque no tengo tele ni acumulo libros, así que con un par de aparadores y algunos estantes voy servida.
Ya para terminar, no pueden faltar las plantas: en el suelo, sobre los muebles, colgadas del techo… ¡Por todos lados!
Así es el salón de mis sueños, antiguo y divertido al mismo tiempo, una mezcla de cosas que a priori no tienen mucho que ver. Un poco como yo misma, vaya.
¿Cómo os imagináis vuestro salón ideal? ¿Habéis vivido eso de tener un cuarto en casa en el que no se puede entrar?
Todos son taaan inspiradores.
Un beso 🙂
¡La verdad es que sí! ^_^
Soy de gustos muy distintos a los tuyos. El mío es súper mínimal. Pero me gusta el hecho de saber que con un par de toques siempre puedo cambiar un poco la sala.
En realidad cambias los muebles de sitio y ya parece otro lugar. A mí es de las cosas que mejor me funcionan cuando quiero darle un cambio a una habitación: mover cosas.