¡Hola!
Llevaba tiempo sin customizar ropa y ya lo echaba de menos. Os enseño lo último que he hecho: darle otro a aire a una camisa que nunca me ha convencido lo suficiente.
En las rebajas de verano del año pasado compré, entre otras cosas, la camisa que protagoniza el post de hoy. Nunca me ha convencido; el estampado me parece bastante bonito, pero la tela es demasiado fina y la camisa no cae con gracia. Además, para mi gusto, le sobran unos cuantos botones, sobre todo en la zona del cuello. Así era la camisa (que a mí no me sentaba ni la mitad de bien):
Recordé que tenía en el costurero una puntilla que había comprado mi madre hace más de 10 años y lo vi claro, más todavía cuando comprobé que era la medida exacta que necesitaba para lo que quería hacer.
Lo primero que hice fue quitarle todos los botones a la camisa, blancos y feos, reponiendo tan sólo los de los puños por unos de un color vino precioso.
Ya sólo quedaba añadir puntilla con ayuda de la máquina de coser al cuello, a los bolsillos y a los puños:
El resultado es una especie de chaqueta (de verano, que es muy fina), que creo que puede quedar chula en un look informal.
¡Un besito!