Hace unos meses compré un peto flojo en color militar, estilo ya no me importa nada en la vida, para ir bien cómoda y fresca en verano. Lo malo es que, a pesar de que pedí una talla grande, me iba muy justo de tiro. Muy. Justo. Ya sabéis.
Tenía pendiente alargar las asas, pero era uno de estos pequeños proyectos que, precisamente por ser tan pequeños, vas dejando sin darte cuenta porque total, eso lo hago en 10 minutos. Por fin, hace unos días me puse con ello y en un ratín tenía mi peto listo para disfrutar —ahora sí— cómodamente.
Sólo necesité una tira de tela de unos 7 centímetros de ancho por 110 centímetros de largo. Las medidas variarán en función del ancho que les queráis dar a las asas y del largo que necesitéis ampliar. Si hubiera querido anudar las asas con una lazada, tendría que haber utilizado una tira bastante más larga, quizás cercana a los 2 metros.
Lo primero que hice fue cortar las asas en el punto central; esto es, si lo colgaba en una percha, ese punto en el que las asas se apoyaban en ella. Una vez cortadas, las descosí un poco con la intención de abrirlas para más tarde introducir en ellas las ampliaciones.
Después preparé la tira de tela. Como veis, es un lino en tono tostado/rosado con lunares blancos. Plegué los extremos hacia dentro, doblé la tira a la mitad y cosí cerca del borde. Después la corté en cuatro partes iguales.
En cada una de esas cuatro tiras, rematé un extremo: descosí un poco, doblé hacia dentro y cosí.
Ahora ya sólo faltaba unir las tiras a las asas. Introduje el extremo sin rematar de la tira dentro del asa cortada, haciendo un pequeño dobladillo en ésta, y cosí. No tenía hilo del color del peto y la verdad es que me dio un poco igual. Ya sabéis que voy muy a tope con la belleza de la imperfección.
¡Y ya está! Este es uno de esos trucos fáciles pero resultones, que además se pueden aplicar a mil prendas de ropa más.
¿Alguna vez habéis tenido que alargar las asas de un peto o un vestido? ¿Qué tela le habríais puesto vosotros a este peto en color militar?