Hace unos cuantos meses me compré una sudadera con la idea de decorarla de alguna manera. Es la típica de hombre super básica: gris, con el cuello cerradito, no muy holgada pero tampoco ceñida… para mí, perfecta. Antes de poder meterle mano, el verano llegó y ya no estaba el tiempo para usar ropa de abrigo, así que la dejé aparcada, ¡hasta esta semana!
Tenía pensado decorarla con bordados variados, empezando por el cuello y llegando hasta el pecho. Después de algunas pruebas, me di cuenta de que las rayas, los triángulos y todas las cosas que quería ponerle no iban a resistir los trotes ni los lavados, así que me decanté por bordar simplemente nudos como este, más resistentes e igualmente bonitos, en la parte frontal del cuello.
El resultado es una prenda cómoda pero mona, que es lo que me apetece ponerme la mayoría de los días. Bueno, en realidad lo que me apetece ponerme es el pijama, pero ya sabéis que no está bien visto salir a la calle con él.
Me encanta cómo ha quedado, sobre todo por el toque tan alegre que le da a mi cara, pero desde que la decoré tengo un runrún… ¡y es que me apetece bordar toda la parte frontal! Quizás con flores, corazones, estrellas… todavía no sé. Puede que esta sudadera se convierta en una especie de proyecto a largo plazo. Si es así, os iré enseñando los cambios a medida que los vaya haciendo.
¿Qué me decís? ¿Os gusta? ¿La dejo como está o sigo bordando?