Todo empezó hace un par de días, cuando decidí que ya era hora de volver a hacer buena letra; coger apuntes a toda prisa durante varios años le afea la caligrafía a cualquiera, ¿no creéis? Fui a la papelería y me traje a casa, entre otras cosas, un cuadernillo Rubio de escritura (nivelazo 12, sin puntos ni dibujos, no os vayáis a pensar).
Después de hacer una carilla entera, ya me encontraba yo cansada y un poco frustrada, que no es tan fácil como parece, sobre todo cuando tu caligrafía habitual se parece más a la de un médico que a la de una profesora angelical de primaria. Os dejo aquí una prueba de mis avances:
El caso es que ya me notaba yo crecida con esto de mi nueva caligrafía y decidí aplicarla a algo: la libreta que había comprado esa misma tarde en la papelería y que tenía pensado destinar a cosas como anotar cursiladas, hacer listas (muchas listas) y esbozar futuros diseños para Petite Blasa. La libreta es muy simple: tamaño A5, orientación apaisada, 80 hojas lisas en color blanco y portadas un poco endebles.
Recorté fieltro marrón con la medida adecuada. Arranqué una de la hojas de la libreta (era el papel más delgado que tenía a mano) y escribí las palabras que quería bordar. Posé el papel sobre el fieltro que había recortado y bordé sobre lo que había escrito antes. Cosí un par de solapas del mismo fieltro, para poder sujetar la funda a la libreta, y listo. El resultado es mejorable, como siempre, pero estoy contenta:
¿Os gusta mi libreta de cosas bonitas? ¿Tenéis una? ¿La habéis decorado a vuestro gusto o está como cuando la comprasteis?
Estoy pensando en bordar «Petite Blasa» en fieltro o tela, fotografiarlo y colocarlo como cabecera para el blog, ¿qué os parece?
¡Pasad buen fin de semana!