Ya os conté que en lo que iba de año me estaba costando avanzar con la lectura, imagino que en parte debido a que a finales de 2020 me atasqué con un par de truños y la simple idea de sentarme a leer me provocaba rechazo.
Para combatir esto, me pareció buena idea pillar en la biblioteca algunas de las novelas más breves de mi lista de lecturas pendientes. Si conseguía terminar un libro en un par de días, me animaría a continuar con el siguiente y con el siguiente… ¡Y así fue!
Uno de los títulos que leí fue Cara de pan, de Sara Mesa, y os lo quiero recomendar.
Los dos personajes principales de la novela son Casi, una adolescente de trece años con algunas inseguridades, y el Viejo, un señor que le cuadruplica la edad y al que le flipan los pájaros. Siendo los dos tan diferentes, se hacen amigos y empiezan a pasar mucho tiempo juntos. Dadas las circunstancias, deciden mantenerlo en secreto… Hasta que les descubren.
El libro es tan cortito —144 páginas— que si os cuento más ya no os hace falta leerlo, así que ahí lo dejo. Lo bonito no es tanto la propia historia como la manera en que está contada: sencilla, sin pretensiones, con la mirada de una niña de trece años. Entre que es breve y que está narrado prácticamente de un golpe, se lee solo.
Me gustó mucho. Al acabar de leerlo me quedé con una sensación muy guay, como de ternura. Si os animáis con él, ojalá os pase lo mismo.
¿Lo conocíais? ¿Qué libro tenéis entre manos?