Te estoy amando locamenti | 4

Durante las últimas semanas he estado haciendo y disfrutando tantas cosas que me gustan, ¡que eso merece post al respecto! Que, además, sé que es una de las secciones que más os gusta ver por aquí 🙂


Gracias a que he vuelto a acudir a las reuniones de tejedoras que organiza Verónica en Ledicia Café, he retomado eso de tejer, que en realidad tanto me gusta pero que siempre acabo aparcando para dejar espacio a otras cosas que me gustan aún más. Ahora mismo estoy metida en el tejido de un jersey, que empezó siendo para un viejo amor, hace un tiempo, y acabará siendo para mí. Me encanta tejerlo a ratitos en cama. Si todo sale bien, será un jersey grandote, sin una forma especialmente definida, de estos que son como seguir en cama aun estando en el trabajo, pero sin llevarse el nórdico a cuestas.


Y hablando de cosas gustosas, aproveché las rebajas de estos últimos días para pillar unas pantuflas amorosas, que las últimas me las cargué en la lavadora hace unos meses. Estas son de pelito, ¡y tienen orejas y pomponcitos!


No suelo maquillarme, nunca he sido de dedicar tiempo a arreglarme. Sin embargo, creo que, cuando lo hago, lo hago con bastante tino. Tiendo a maquillajes muy naturales con los que simplemente pretendo conseguir ese efecto buena cara que no me viene de fábrica un martes a las 6:30 AM, precisamente. Como mi principal defecto en este ámbito son las ojeras, que me dan un aspecto de cansancio permanente, para mí es fundamental utilizar un corrector que funcione bien en mi piel. Llevo unos meses usando el Liquid Camouflage de Catrice (tono 010) y es, sin lugar a dudas, el mejor corrector de ojeras que he tenido en la vida. Y no he probado pocos. Tiene una cobertura muy alta, sin resultar en absoluto pesado sobre la piel, y apenas crea pliegues bajo el párpado inferior. Si vais a probarlo, os doy un consejo: aplicad sólo uno o dos puntitos sobre cada ojera porque cunde un montón y, si os pasáis, será difícil de trabajar.


Y una de las cosas más guais que he hecho en las últimas semanas —y que seguiré haciendo en los próximos días— es disfrutar de visitas de amigos. Si cruzar una comunidad autónoma no costase un riñón, seguramente los vería más a menudo, pero está la cosa complicada, así que cada visita es para mí un auténtico regalo.


Me encanta el correo postal, creo que es verdaderamente de las mejores cosas de la vida cotidiana. Y dentro de lo que es el mundo de las cartas y las postales, me gustan especialmente las navideñas. A veces apuesto por diseños de otros artistas, pero este año las he diseñado yo misma. Teniendo en cuenta que tengo amigas por correspondencia en otros continentes, a estas alturas del año tengo que ponerme ya mismo a preparar mis postales navideñas de 2018, ¡que no quiero que me pille el toro!


Y así ando últimamente, con poco tiempo libre, pero aprovechándolo bastante bien. Diciembre va a ser mucho más agobiante, ¡ya veremos si consigo superarlo sin despeinarme!

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