Cartas Encadenadas: segunda historia

Hace más de un año que empecé a organizar una iniciativa a la que llamé “cartas encadenadas” y que consistía en hacer uso del correo postal para escribir una historia en cadena, entre varias personas, sin saber cuál sería el resultado hasta el final. Fuisteis unos cuantos los que quisisteis participar y, como siempre que organizo algo, me alegró mucho ver que no soy la única que se ilusiona con estas tonterías, con este jugar juntos a algo divertido. ¡Moláis bastante!

Lancé la iniciativa por partida triple. Tres historias diferentes, todas ellas sencillas. Ninguna pretensión de crear la novela del año, ninguna presión por tener que escribir nada con valor literario… simplemente echar un buen rato juntos, pasarlo bien.

El caso es que hace un par de meses completamos una de las historias, que es de la que os quiero hablar en este post.



Empecé yo, desde Coruña, escribiendo el comienzo de la historia y enviándosela en forma de carta a la siguiente participante. La carta fue parando en diferentes puntos de España —¡incluso llegó a viajar al extranjero!— para finalmente volver a mí, que cerré el final lo mejor que pude. Un periplo de nada más y nada menos que 14.864 kilómetros y 290 días.

La historia se titula Violeta y el escupelava (podéis leerla al completo si hacéis clic sobre el título) y es un pequeño relato de 4.614 palabras, escrito con todo el cariño del mundo por Jorge, Zoe, Eva, Laura, Mayte, Laia, Fran, Elena, Patri y servidora.



Cuando tuve la historia completada, fui a la imprenta, les pedí que hicieran folletitos con ella y envié un ejemplar a cada participante, cursimente envuelto.



No sé qué opinarán las personas que participaron, ¡pero a mí me parece que ha estado muy guay! De las otras dos historias no sé nada ahora mismo. Correos no funciona todo lo bien que debería y siempre hay alguna oveja negra entre los participantes, así que crucemos dedos para que vuelvan a mí.

¿Habéis participado en alguna iniciativa de este estilo? Si queréis organizar algo así, os remito a un post que escribí hace un tiempo en el que os contaba cómo organizar un cuaderno viajero.

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