Hace más de tres meses que no os enseño una carta enviada, ¡y eso no puede ser! Mi montoncito de correo por contestar va bajando muy lentamente, pero espero conseguir que desaparezca antes de que todas mis amigas por correspondencia me hayan contestado de vuelta… ¡deseadme suerte!
Para escribir esta carta que os enseño hoy utilicé folios de color azul claro, que no decoré de ninguna manera especial. Echo de menos dibujar cenefas de flores en cuartillas blancas, así que tal vez sea el momento de volver a ello.
A esas hojas en las que relataba mi vida durante los últimos meses, añadí algunas pegatinas a modo de regalito.
Para decorar el sobre tiré de mi combinación favorita últimamente: sobre kraft + recortes coloridos + texto sobre papel blanco. Me guío por la premisa de que nada sobra, cualquier cosa puede quedar bien si se coloca con gracia. Unas veces el resultado es mejor que otras, pero eso es lo bonito de experimentar.
Ojalá estas fotos os hayan inspirado y vayáis corriendo ahora mismo a por papel y bolígrafo para escribir a un viejo amigo al que llevéis tiempo sin ver… ¡que no muera el correo! 🙂