Madre mía, hace muchísimo tiempo de la última entrega de esta serie de posts en la que voy describiendo, poco a poco, cómo sería la casa de mis sueños. Ya hablé de la cocina y del salón, y hoy es el turno del dormitorio principal.
En otras estancias busco pasar tiempo y disfrutarlas tanto sola como en compañía, pero el dormitorio es una de esas habitaciones que para mí tiene un uso muy específico: dormir. Yo sola y a pierna suelta, más precisamente. Por esto el de la casa de mis sueños es pequeño, de esos en los que no cabe mucho más que una cama.
Eso sí, que sea una cama grande, de esas de metro ochenta de ancho, como poco. Me gustan con patas, para poder limpiar debajo y no darme toñas cada vez que me acerco a hacer la cama.
En cuanto a muebles, sólo tiene una mesilla de noche, una cómoda y un burro para la ropa, que es bien poca. Como extra, un espejo de cuerpo entero.
El suelo es de madera y las paredes son muy simples, probablemente blancas. No creo que tengan mucha decoración, más allá de algún banderín o un par de láminas enmarcadas.
En el dormitorio de mis sueños entra mucha luz porque tiene un gran ventanal, puede que incluso con un pequeño balconcito.
¡Y listo! El resto de detalles me resultan indiferentes porque ya os digo que el dormitorio lo contemplo únicamente como un espacio de descanso. Si mezclo diferentes ambientes (incorporar un sillón, un televisor, un escritorio, una mesa de costura, etc.) mi cerebro pierde la asociación “dormitorio = caer rendida” y luego me cuesta conciliar el sueño.
¿Cómo es vuestro dormitorio soñado? ¿Lo concebís únicamente como un espacio para dormir o hacéis vida en él?
A mí sí que me gustaría tener un sillón o una mesa pequeña para poder hacer un poco de vida en el dormitorio (: Me ha encantado MUCHO la mesilla de la cuarta imagen… ¡en el espacio de abajo pondría mis libros “pendientes de leer”! ^^
¡Un besote!
¡Gracias por pasarte siempre! ♥
Has compartido muchas fotos que me han encantado. Creo que tenemos el mismo concepto sobre el dormitorio. Lo único que yo busco un plus de almacenaje y organización. Hace un año me di el capricho de comprarme EL armario (antes sólo tenía una cómoda y una burra) y ahora estoy MUY feliz. La burra de la ropa me provocaba mucho ruido visual y ahora el espacio se nota mucho más tranquilo. Y el plus de que no tengo que bajar al trastero a hacer el cambio de armario, jejeje.
Escucho la palabra trastero y se me pone el vello de punta de la emoción… ¡Ojalá yo tuviera uno!