El arte de preocuparse

Toda mi vida la gente que me rodea me ha dicho que soy pesimista, aguafiestas, pusilánime, hipocondríaca, insegura, agonías, exagerada… y, claro, toda mi vida he tenido que darles la razón. Si algo tengo claro a estas alturas es que preocuparse es un arte. Esa manera de encontrar el lado malo en todo lo bueno, de dar con la maldita espina en un plato riquísimo del mejor pescado.

Como este año quiero que lleguéis a conocerme un poco mejor a base de publicaciones un tanto random, me he sacado este post de la manga, con algunas de las cosas que pasan por mi cabeza casi a diario en forma de preguntas. Seguro que compartimos más de una preocupación porque muchos de ellos son, en el fondo, los típicos problemas del primer mundo.

¿Me convertiré algún día en una de esas personas capaces de sobrevivir durmiendo sólo ocho horas diarias? ¿Mi vida estará incompleta por siempre jamás porque no me fui de Erasmus? ¿Se acuerda toda la gente que algún día conocí de las cosas ridículas que hice o dije completamente fuera de lugar? ¿Mi perro me quiere? ¿Tengo mierdecitas entre los dientes? ¿Estoy preparada para el mundo de los adultos? ¿Me llamarán algún día para extraerme la muela del juicio? ¿España se va realmente a la mierda o sólo lo parece? ¿Corregiré en algún momento mi leísmo/laísmo/loísmo? ¿No corregirlo me convierte en una persona no apta? ¿Tengo la textura de la silla marcada en las piernas? ¿Me estoy muriendo de alguna enfermedad chunga que no presenta síntomas? ¿Contará Elvira Lindo en alguna entrevista que una psycho-fan de 20 años le escribió para pedirle que continuara la serie de libros de Manolito Gafotas porque estaba en un sinvivir? ¿Tendré futuro si me quedo en España para siempre? ¿Es emigrar la única opción? ¿Habrá sido tocado este teclado por algún hombre después de haber ido al baño y no haberse lavado las manos? ¿Será un profesional capaz de arreglar lo mío? ¿Seré para siempre una persona desequilibrada? ¿Cómo pretendo sobrevivir en el mundo si sólo hablo castellano y apenas chapurreo algo de inglés? ¿Encontraré mi vocación? ¿Por qué a veces la masa de la pizza me sale mal? ¿Por qué sueño cosas tan raras? ¿Llevo las piernas bien depiladas? ¿Terminaré la carrera algún día? ¿Por qué me tiemblan tanto las manos? ¿Pasaré sin pena ni gloria por la vida, dejando todo igual o peor de lo que estaba cuando me lo encontré? ¿Saldré algún día de este pueblo? ¿Dejaréis de seguir mi blog porque estoy mal de la cabeza?

Podría seguir escribiendo muchas más preguntas que me hago a menudo, pero creo que por hoy es suficiente. ¿Qué os preocupa a vosotros? ¿Veis el vaso medio lleno o medio vacío?

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