RECETA | Bizcocho de chocolate light

Llevo un par de semanas a dieta y, contra todo pronóstico, lo estoy haciendo muy bien. ¡Qué fácil me está resultando con todo este tiempo para cocinar y sin unas obligaciones que me den ansiedad por comer!

A pesar de ello, hace unos días me bajó la regla y la verdad es que me apetecía mucho tomar algo dulce. No quería preparar un postre de los que suelo hacer porque vivo sola y tendría que acabar comiéndomelo todo yo, así que me inventé una especie de bizcocho con ingredientes ligeros, sin harina tradicional ni azúcar. No las tenía todas conmigo, pero salió a la perfección.

Antes de nada, es importante recordar que este tipo de bizcochos no tienen la textura a la que estamos acostumbrados, sino una más húmeda, incluso con cierto punto gomoso. ¡Pero eso no quita que se puedan disfrutar igual!



Los ingredientes son los siguientes:
– 1 yogur % natural edulcorado
– 100 g de leche desnatada
– 200 g de copos de avena
– 2 cucharadas de cacao puro en polvo desgrasado
– 1 sobre de Royal
– 3 claras de huevo
– 1 yema de huevo
– 5 cucharadas de sirope de agave
– 1 cucharada de esencia de vainilla
– 1 poco de mantequilla y harina (para el molde)

En cuanto a la elaboración, no es complicado, aunque conviene tener unas varillas eléctricas y una picadora o molinillo.

Lo primero que tenemos que hacer es precalentar el horno a 180ºC, que luego se nos olvida.

En un bol amplio, en el que luego juntaremos todos los ingredientes, mezclamos el yogur y la leche.



Con la picadora o el molinillo, trituramos los copos de avena, hasta obtener una harina. La ponemos en un recipiente pequeño, al que agregaremos el cacao y el Royal. Mezclamos bien, hasta que el color sea uniforme.



Volvemos al bol grande e incorporamos, poco a poco, el contenido seco del otro bol. Lo más cómodo es hacerlo con un tenedor, para que podamos espachurrar la masa si es necesario. Removemos bien hasta que todo quede bien mezclado.



Montamos las claras a punto de nieve. Cuando hayan doblado su volumen, añadimos la yema, sin dejar de batir hasta que se haya integrado perfectamente.



Incorporamos esta mezcla al bol grande, con movimientos envolventes. Agregamos el sirope de agave y la esencia de vainilla, y volvemos a remover con suavidad.



Engrasamos y enharinamos un molde pequeño, tipo bandeja. Vertemos la mezcla y la extendemos de manera uniforme. Lo horneamos a 180ºC durante unos 30 minutos. Lo ideal es estar pendiente y retirarlo del horno cuando clavemos un palillo y salga limpio.



¡Y ya lo tendríamos! Mi bandejita mide aproximadamente 25×20 centímetros, y el bizcocho medía unos 3 centímetros de alto. Por eso, no recomiendo hacerlo en un molde más grande, pero sí se podría hacer en uno más pequeño.



Dejando claro que no soy nutricionista ni nada que se le parezca, según mis cálculos el bizcocho entero no alcanza las 1200 kcal, así que una porción hermosita (un octavo) tiene unas 150 kcal. Está genial para un capricho a la hora del desayuno o la merienda, ¿no os parece?



Si os animáis a hacerlo, ¡contadme!

¿Qué otras variaciones se os ocurren? ¿Conocéis recetas de postres aptos para épocas de dieta?

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