RECETA | Galletas de mantequilla

Hace un par de semanas hice galletas y, contra todo pronóstico, quedaron muy ricas. Digo esto porque en mi horno no se puede controlar la temperatura y es complicado dar con el punto exacto, ¡pero lo logré! Eso sí, la primera hornada fue directa a la basura.

Son super fáciles de hacer y gustan a casi todo el mundo. Además, la fase de cortar las pastas es divertida y perfecta para tener a los niños entretenidos durante un buen rato.

Las medidas que os doy alcanzan para hacer un montón de galletas, aunque todo depende del tamaño que les deis. No os preocupéis si os parecen demasiadas, porque resisten muy bien el paso de los días; sólo hay que guardarlas en un recipiente hermético.

Los ingredientes son estos, todos bien fáciles de encontrar:



La preparación es sencilla; sólo es necesario tener un poco de maña amasando y estirando con el rodillo. Después de varias hornadas, seréis todos unos expertos en la materia.

Empezamos reblandeciendo un poco la mantequilla para que sea más manejable, sin que llegue a quedar líquida. La mezclamos con el azúcar, con ayuda de un tenedor, aplastando los grumos que vayan quedando.



Agregamos la esencia de vainilla. Batimos la yema del huevo y la añadimos también.



Agregamos la harina poco a poco, hasta que se termine.



Cuando la masa ya no se pueda trabajar con el tenedor, pasamos a amasarla con las manos, dentro del propio recipiente. Estará lista cuando esté perfectamente ligada, es decir, lo suficientemente seca para despegarse del bol, pero no tanto como para que se vea cuarteada. Este punto en el que queremos que quede la masa se puede ajustar añadiendo más harina o más mantequilla.



Envolvemos la bola de masa en film transparente y la dejamos reposar en el frigorífico durante, al menos, 1 hora.



Transcurrido ese tiempo, retiramos la masa y precalentamos el horno a 180ºC.

Colocamos una lámina de papel de horno sobre la mesa, situamos un poco de masa en el centro y la cubrimos con otra lámina de papel de horno. La aplastamos primero con las manos y luego la estiramos con ayuda del rodillo. Retiramos la lámina que la cubre y cortamos las galletas con los cortapastas.

Os recomiendo no dejar la lámina de masa tan fina como veis en las siguientes fotos (corresponden a la primera hornada), porque si las galletas salen muy delgadas se acabarán quemando en el horno.



Cubrimos la bandeja con papel de horno y situamos las galletas encima, dejando un espacio prudente entre ellas.



Las horneamos durante unos 10 minutos, o hasta que se vean doraditas. Las retiramos del horno y esperamos a que se enfríen sobre una rejilla antes de tocarlas, porque se pueden romper.



Ahora sólo queda repetir el proceso unas cuantas veces, hasta que se acabe la masa.

Aunque estas las veáis muy cucas con esa forma de estrella, en realidad no hace falta tener cortapastas. Se puede cortar la lámina de masa con el cuchillo, como quien corta una tortilla en dados, y salen unas galletas igual de estupendas.



¿Os molan las galletas de mantequilla? ¿Cómo las hacéis vosotros?

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